Porque México es historia, tradición, gastronomía, fiesta y sabor. Con ese espíritu cada 24 de junio, se vive una de las celebraciones más alegres y llenas de simbolismo: el Día de San Juan Bautista, el santo que bendice la lluvia, los campos y la renovación de la vida.
Una tradición con siglos de historia
Esta fiesta combina la devoción cristiana —pues conmemora el nacimiento de San Juan Bautista, quien bautizaba en el río Jordán— con rituales europeos y costumbres indígenas ligadas a la naturaleza y la fertilidad.
En Europa, esta fecha coincidía con el solsticio de verano, la noche más corta y el día más largo del año, momento considerado mágico para pedir prosperidad, purificación y buenas cosechas. Cuando los españoles trajeron el cristianismo a América, esta costumbre se mezcló con rituales indígenas relacionados con la fertilidad de la tierra y la lluvia. Así nació una fiesta única, adaptada al clima, la fe y la cultura de cada región.
En tiempos de nuestros abuelos, el Día de San Juan marcaba el inicio de la temporada de lluvias. Era el momento de pedir buenas cosechas y abundante agua para los animales y cultivos.

Fiesta, música y tamales
El día comienza con cohetes y campanas. Se adornan altares y se organizan procesiones con música de cuerdas, tambora o mariachis, según la región. En casas y patios, las familias comparten comida típica, como tamales de elote tierno acompañados de café de olla o atole.
Rituales y creencias que aún viven
El Día de San Juan no sería completo sin los rituales que lo han mantenido vivo generación tras generación. Algunos de los más populares son:

Celebrar sin desperdiciar

Con la escasez de agua en lugares como Hermosillo, autoridades y familias recuerdan que es posible mantener viva la tradición cuidando cada gota. Se pide festejar de forma creativa y celebrar en comunidad el valor del agua, que es la bendición más grande.
El Día de San Juan sigue siendo un canto de fe y alegría para agradecer la lluvia y la vida.
¡Feliz Día de San Juan! Que no falte la esperanza, la unión familiar y que la lluvia bendiga pronto nuestra tierra sedienta.