Viri Ríos
Sheinbaum tiene la convicción de que los diputados plurinominales son una aberración del sistema electoral mexicano: una élite de políticos que obtienen posiciones, no por su capacidad, probidad o compromiso, sino por su relación con los líderes de sus partidos.
No hay duda de que una futura reforma electoral desaparecerá a los plurinominales tal y como existen ahora. La pregunta es cómo.
Hasta ahora hay tres propuestas sobre la mesa.
La primera y más radical es desaparecerlos de tajo. Esto reduciría el Congreso de 500 a 300 posiciones y ampliaría considerablemente el poder de Morena. Con esta nueva regla, actualmente Morena-PT-PVEM tendría el 85% del Congreso y no el 73% como tiene con las reglas actuales.
Esta propuesta no sería muy atractiva para el PVEM y el PT, pues reduciría en 200 espacios las posiciones disponibles para repartirse, pero puede descartarse que la acompañen porque su peso proporcional en el Congreso aumentaría. Con la nueva regla, el PVEM no tendría 12% de la Cámara como tiene ahora, sino el 19 por ciento. El PT pasaría del 10 al 13 por ciento.
La segunda propuesta, que es más viable y fue presentada por la propia presidenta, es seguir un método similar a la llamada “Lista B” del congreso local de la Ciudad de México.
Bajo este método se asignarían 200 diputados “plurinominales”, pero estos no saldrían de listas hechas por los líderes de sus partidos. En su lugar, serían seleccionados entre los candidatos que obtuvieron una mayor proporción de votos en comparación con otros candidatos de su mismo partido.
Esto cambiaría de tajo la vida partidista en México. Por ejemplo, el PAN todavía tendría 40 diputados plurinominales, tal y como tiene ahora. Sin embargo, ya no serían prófugos de la justicia o individuos de la vieja guardia, como Miguel Ángel Yunes, Francisco García Cabeza de Vaca o Ricardo Anaya.
Ahora, en su lugar estarían panistas que dieron buena batalla en sus territorios, como Brenda Escamilla, exdiputada local y regidora de Tlalnepantla, que obtuvo el 44% del voto de su distrito; Diana Lara Carreón, exdiputada local que derrotó al actor Sergio Mayer en la Ciudad de México; y Josefina Vázquez Mota, que casi gana en Huixquilucan, Estado de México.
En el caso del PRI, en lugar de Rubén Moreira o Mario Zamora Gastélum, estarían priístas como Sonia Villareal, quien fue presidenta municipal de Piedras Negras; Hugo Dávila, quien coordina el programa “Mejora Coahuila” y fue diputado local, y Américo Zúñiga, quien presidió el municipio de Xalapa.
Finalmente, una tercera propuesta es continuar con la asignación actual, pero derogar la cláusula IV del Art. 54 de la Constitución que limita artificialmente el número de diputados que puede tener un partido a solo 300. Esto disminuiría el incentivo de los partidos grandes a aliarse con partidos pequeños en candidaturas en común y dejaría al Verde y al PT en su verdadero tamaño, de 5 y 3%, respectivamente.
Esta sería en realidad la propuesta más disruptiva de todas, pues a largo plazo supondría la muerte de varios partidos chicos. Además, aumentaría exponencialmente la capacidad de los partidos para alcanzar supermayorías que les permitieran cambiar la Constitución.