Rodrigo Cordera
Existen muchas ideas en torno a cómo organizar a las sociedades para que puedan salir adelante los individuos y poder tener acceso a una vida con dignidad. Solamente algunas ideas contemplan la desaparición del Estado y proponen una especie de anarquía libertaria en donde reina la competencia y la ley del más fuerte. De hecho, muchos del techno boys de EU y del mundo abogan por esas ideas debido a que consideran al Estado como un estorbo para el crecimiento y la acumulación de capital. En este nuevo mundo que no acaba de nacer, francamente no sé a dónde iremos a parar, lo que sí sé es que el Estado mexicano debe de reformarse para ser un Estado garante de los derechos sociales, la seguridad, la salud, y construir un estado de bienestar que pueda cimentar el principio de una paz duradera en la república.
Todo esto viene a cuento ya que el Estado mexicano es omiso con su propia planilla laboral. En el Estado mexicano hay varios niveles, grupos y formas de contratación. Los trabajadores que se encuentran sindicalizados generalmente tienen las mejores condiciones laborales (no siempre el mejor sueldo). Los que nos ocupan en este pequeño texto son los trabajadores denominados capítulo 3000, por honorarios o prestadores de servicio.
Los trabajadores por honorarios son trabajadores de tiempo completo. Van a sus centros de trabajo, cumplen con las horas laborales establecidas, pero no tienen aguinaldo, prestaciones, seguridad social y muchas, pero muchas veces no reciben su sueldo de forma regular. Es decir: entregan su recibo en enero y cobran meses después. Esto genera problemas económicos para trabajadores del Estado (no reconocidos como tal) que además realmente son los que generan el trabajo sustancial dentro del Estado.
Es verdad que gran parte del sindicalismo dentro del Estado mexicano se ha pervertido y se han convertido sindicatos charros corporativos que ven por intereses de grupo y no de la clase trabajadora. También es verdad que existen compañeros dentro de los sindicatos que pugnan por más democracia sindical, más diálogo, y mejoras laborales para sus compañeros.
Sería indispensable que los trabajadores sin derechos laborales como los del capítulo 3000 y los sindicalizados pudieran unirse para trabajar de la mano y demandar al gobierno por la integración a plazas con la dignidad que todo trabajador del Estado merece.
Para salir adelante como nación requerimos a un estado profesional, bien capacitado, bien pagado. Para que México le dé respuesta a las demandas sociales se necesita más estado, no menos estado como claman los neoliberales y la austeridad republicana.
Para todo ello necesitamos de la unión de los trabajadores luchando por que todos tengan derechos laborales. Y para garantizarlo debemos hablar de cobrarles impuestos a los mexicanos más acaudalados, para que el estado mexicano le sirva a la sociedad mexicana.