Joel Hernández Santiago
La señora Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del expresidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quiere hacer una especie de control de crisis y, por lo mismo, ha decidido mandar un mensaje por el cual niega que esté residiendo en España; niega que su hijo estudiará en la Complutense y niega que esté fuera de México. Y ríe de esto ante una reportera que la defiende.
Esto para aclarar la suerte aquella que se dispersó desde hace meses en los que, primero, se dijo que había acudido a la Embajada de España en México para solicitar que se le otorgará la nacionalidad española, por lo que tendría dos nacionalidades: mexicana y española.
Esto último debido a que es descendiente cercano de españoles y porque existe en España un derecho constitucional de nacionalidad, que se otorgado a nietos de exiliados españoles en otros países, en este caso México.
Luego, el diario español conservador ABC dice que la señora Gutiérrez Müller de hecho vive allá, que está domiciliada en el barrio de La Moraleja, una zona en la que habitan sólo aquellos que tienen dinero hasta para echar para arriba, porque es carísima y muy exclusiva.
Así que, lo dicho: envió un mensaje en el que dice: “Soy independiente de la política. No estoy en eso. Me dedico, desde hace décadas, a la docencia e investigación en una universidad pública de mi país, donde continúo trabajando, y desde luego no me he ido a vivir allá ni a ningún otro lado. Tampoco Jesús Ernesto.”
Y para ayudarse aún más en esta aclaración ha sido necesario que la presidente de México, Claudia Sheinbaum la defienda y diga que ella “ya aclaró” y que “vive en México”.
También se ha acercado a gente amiga suya para escribir su defensa en medios mexicanos y para decir que nada, que está en México y que aquí seguirá. Y río por lo dicho en los medios, incluso españoles, en los que se percibe una especie de repudio a que pudiera ser española y que viva allá, como también su hijo.
La verdad a todo esto la tiene el gobierno de España que, ojalá, de a conocer cuál es el punto exacto de la solicitud, o no, de la señora Gutiérrez Müller y si en efecto solicitó la nacionalidad de aquel país, si ha comprado o rentado algún inmueble para vivir allá, en dónde y a qué costo económico.
También será conveniente saber si la Universidad Complutense de Madrid tiene matriculado –o no– al hijo del ex presidente y la señora Gutiérrez Müller. Periodistas de investigación también podrían obtener ese dato con mucha facilidad.
Además, será conveniente que la Universidad Nacional Autónoma de México -de la cual la señora no dice su nombre- diga cuál es el estatus académico de la académica e investigadora. Cuáles son las materias qué ha impartido, a qué grados académicos, por cuánto tiempo, en qué carreras. Esto lo podría precisar, incluso, la docente.
En cuanto a la materia de investigación, ¿cuáles han sido los proyectos registrados, aprobados y concluidos por ella en ese largo tiempo que dice haber dedicado a la docencia y a la investigación? ¿Cuáles son las obras publicadas por ella como investigadora de la UNAM? ¿Cuánto tiempo le tomó cada investigación y si los resultados de esas tareas que requieren calidad y hondura están a la vista?
Dice en su mensaje en redes: “Soy independiente de la política”, lo cual podría no ser tan así, porque ha estado en el ojo del huracán político desde hace años; porque es la esposa de quien fue presidente de México y rechazó ser nombrada “primera dama” en una muestra de su feminismo…
Aun así, realizó encomiendas de tipo político al acudir a otros países en nombre del gobierno mexicano para solicitar, por ejemplo, la devolución del Penacho de Moctezuma, ahora en Austria, lo que le fue negado se argumentó, luego, mal trato de funcionarios de aquel país y, por lo mismo, el presidente de México-su esposo, declaró fuerte en contra del gobierno austriaco: ‘por grosero’.
También se lanzó en contra del gobierno de España luego de que, se presume que a instancia de ella, el gobierno mexicano solicitó que la Corona Española ofreciera disculpas a los pueblos indígenas de México por lo ocurrido aquí durante la conquista de estos territorios -aún no era México-; esto es, hace quinientos años, cuando tampoco existía España, sino los reinos de Castilla y Aragón.
También acudió al Vaticano para lo mismo. Nada más que la jerarquía católica hace ya mucho tiempo había ofrecido disculpas por lo que fue su participación en aquellos acontecimientos, aunque no hay que olvidar que fueron muchos los religiosos que denunciaron ante los Reyes de Castilla y Aragón lo que pasaba durante la conquista, cuando por razones militares, por las encomiendas que derivaron en esclavismo o por epidemias, murieron millones de indígenas de distintas culturas autóctonas en el continente que hoy se conoce como América.
Parece haber dejado de lado que muchas tribus originarias fueron las que se aliaron a los españoles para exterminar a sus sojuzgadores de entonces: los aztecas, a los que habían de entregar tributo, vidas y reinos.
Pero el eje central es si la señora Gutiérrez Müller solicitó la nacionalidad española y si ya vive o reside en España. Si es cierto, es una incongruencia enorme de parte de ella y del ex presidente, luego de la crisis en la que sometieron a la diplomacia mexicana. Si no lo es, se sabrá pronto.
Y si fuera cierto que adquirió la nacionalidad y que residirá en España, lo que sigue será un problema para los españoles, porque ya se ve, por lo que se ha publicado allá, que no sería tan bienvenida, que le reprocharán siempre lo que consideran su actitud antiespañola y antihistórica.
Por donde quiera que se le vea, a la señora Gutiérrez Müller está en el ojo del huracán. Su esposo no dice ni pío y en México, no es vista con muy buenos ojos por muchos, debido a su actitud beligerante, arrogante y elitista. Y en todo caso parece no importarle que está condenada a vivir entre la crítica mexicana y la crítica española por su papel durante la presidencia de López Obrador.