Una PresidentA

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Ana Villagran

México ha sido por muchos años un país machista. La violencia contra las mujeres ha sido para muchos la regla y no la excepción y mucho se decía acerca de si el país sería bien dirigido o no con una mujer al cargo. Así, la doctora Claudia Sheinbaum ha llegado a callar muchísimas bocas, y sin ese ser el afán, la presidenta está demostrando que para dirigir, tener poder y capacidad de transformación no se tiene que ser hombre. 

Claudia como pocos políticos hombres  

Claudia Sheinbaum nos ha enseñando que las mujeres políticas en México han sido no sólo subestimadas, sino juzgadas y señaladas por motivos de discriminación y violenciaClaudia nos está enseñando una nueva manera de transformar la política mexicana. 

Si algo, además de múltiples reformas y logros económicos, hoy tiene Claudia Sheinbaum es el respeto del presidente Donald Trump y eso no es poca cosa. Mientras otras naciones se están peleando y generando inestabilidad a sus naciones, nuestra presidenta ha logrado con diálogo y una política exterior firme, que el presidente de EU la respalde y construyan así, juntos, una agenda bilateral permanente y en avance. 

Así lo demostró también el respaldo que Marco Rubio Secretario de Estado de EU, dio a las acciones llevadas hasta hoy, en conjunto. Claudia está gobernando con toda su capacidad y talento. Ningún partido debería regatear eso. 

Claudia está escribiendo la historia de todas las mujeres que con fervor seguimos creyendo en transformar la política. Ella dejó de representar solo a un movimiento, ahora nos representa a todas las que por años hemos buscado construir una carrera para servir a México. 

Al llegar la doctora Sheinbaum al gobierno, sí llegamos todas porque quizá sin buscarlo directamente, nos abre las puertas económicas, sociales, educativas, empresariales y sobre todo ha ayudado a que los hombres en política dejen de vernos “como viejas locas” o “mujeres problemáticas “ y nos den empiecen a ver como iguales: mujeres de poder y decisión 

Una PresidentA iguala la balanza y nos pone a todas en las mismas condiciones, en la realidad del ejercicio de los cargos públicos.