Pedro Mellado Rodríguez
Si Andrés Manuel López Obrador hubiera estado dispuesto a encumbrar a quien alguna vez llamó “hermano”, lo habría hecho candidato a la Presidencia de la República. Si su confianza hubiese sido tan acertada como la amistad que en su momento pregonaron, le habría prolongado su preeminencia como factótum en la política de Tabasco. Sin embargo, poco a poco fue tomando distancia del amigo, al que encumbró en su estado y luego convirtió en el segundo hombre de más poder del país, hasta dejarlo sembrado, como premio de consolación, en la coordinación del Senado de la República.
López Hernández disfrutó de las mieles y los extravíos del poder, pero su impertinencia y su soberbia, que le han llevado incluso a desafiar a la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, lo han puesto en el camino de las desgracias. Muy oscuro se observa el panorama para el Senador morenista Adán Augusto López Hernández, pues los dos senderos que le depara el destino son, por igual, rutas que le conducirá al abismo.
Aún cuando públicamente todavía no ha trascendido un señalamiento directo, oficial, con respecto a su involucramiento con los negocios turbios y presuntamente delictivos de su exsecretario de seguridad, Hernán Bermúdez Requena, está muy claro en la ley que los funcionarios públicos son responsables de sus actos y de los de sus subordinados, por acción u omisión en el cumplimiento de sus importantes tareas.
Pese a que Adán Augusto sigue sosteniendo que nunca estuvo enterado de la conducta presumiblemente delictiva de su subordinado, nadie le podría creer tanto candor e ingenuidad a un político de muy largo recorrido, curtido incluso en las filas del más viejo, rancio y corrupto PRI, que además desempeñó la responsabilidad más importante en su estado y la segunda tarea de más trascendencia en la República, la Secretaría de Gobernación.
Si Adán Augusto traicionó la confianza del expresidente López Obrador, quien públicamente lo abrigó con el afecto de un hermano, tendrá que pagar sus errores, pecados y presumibles complicidades delincuenciales, con la destitución, la inhabilitación para el servicio público, el destierro y en el caso extremo del estricto cumplimiento de la Ley, hasta con algunos años de cárcel, si así lo ameritara su conducta.
Su caso será emblemático en la historia del proyecto de la Cuarta Transformación, pues podría salpicar con inmundicias el prestigio del expresidente López Obrador, o en su defecto, fortalecer su legado y afianzar la autoridad de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, si las investigaciones escarban hasta el fondo del pantano tabasqueño. La firmeza con la que sea juzgado Adán Augusto, desde el punto de vista político, administrativo o penal, será la mejor prueba del deslinde del exmandatario y de la actual presidenta, de hechos presumiblemente delictivos que podrían manchar su proyecto político y de gobierno.
El pasado martes 23 de septiembre del 2025 Hernán Bermúdez Requena, conocido también por los apodos de “El Comandante” o “El Abuelo”, exsecretario de seguridad de Tabasco, nombrado para el cargo por el entonces Gobernador Adán Augusto López Hernández , fue vinculado a proceso por los delitos de asociación delictuosa, secuestro y extorsión.
Para evitar que pueda sufrir un accidente, atentado, o tuviese en algún momento la tentación de causarse él mismo un daño que pusiera en riesgo su vida, Bermúdez Requena permanecerá en prisión preventiva oficiosa, en el penal de máxima seguridad del Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) Número 1 “El Altiplano”, en el Estado de México. Esta disposición fue ratificada por por el Juez de Control de la Región Judicial 9 de Villahermosa, Tabasco, Ramón Adolfo Brown Ruiz, luego de una audiencia inicial celebrada de manera privada por cuestiones de seguridad.
Los hechos concretos son más elocuentes que las palabras. Cuando se llevó a cabo el proceso de la sucesión del poder en Tabasco, el entonces Presidente López Obrador prefirió respaldar las aspiraciones de Javier May Rodríguez, quien encabeza una corriente política contraria a la de López Hernández y llegó sin problemas a la gubernatura. El hermano de AMLO, José Ramiro, es actualmente el Secretario General de Gobierno en esa entidad emblemática para Morena.
No ha habido voluntad alguna que detenga las investigaciones contra el presunto líder del grupo delictivo conocido como “La Barredora”, Hernán Bermúdez Requena, subordinado de Adán Augusto, por el contrario, las investigaciones, encabezadas por el Secretario de Seguridad Pública federal, Omar García Harfuch, pretenden ir al fondo. Nadie está más cerca de la confianza, de la voluntad y de las órdenes de la Presidenta Sheinbaum Pardo que Omar, lo que implica que la suerte de Adán Augusto ya está definida.
Algo se quebró en la relación de López Obrador con Adán Augusto. Habría que regresarnos al lejano 22 de octubre del 2022 cuando José Ramiro López Obrador señaló que en Tabasco, el de Adán Augusto López, no se había iniciado el proyecto de la transformación. Abierto seguidor de la entonces precandidata presidencial Claudia Sheinbaum Pardo, fue crítico severo de López Hernández: “Andan queriendo engatusar a la gente con eso de que siga López, pero hay de López a López, no se equivoquen”. No hay indicio alguno de que Andrés Manuel López Obrador pudiera meter las manos al fuego por quien en algún tiempo pareció ser hasta su hermano.
En el último tramo del tortuoso camino de Adán Augusto López Hernández por los senderos de la política le acompañará la primera estrofa del Canto Tercero de la Divina Comedia, obra cumbre del poeta italiano Dante Alighieri: “Por mi se va a la ciudad del llanto; por mi se va al eterno dolor; por mi se va hacia la raza condenada; vosotros, los que entráis, abandonad toda esperanza!”. Sí, Adán Augusto también camina hacia las puertas del infierno político.