José Luis García Rodríguez
En el imaginario gubernamental, Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex) alguna vez fue el “Halcón Negro”, ese que velaría por la soberanía sanitaria de México. Creado en 1999, abasteció al país de vacunas esenciales, exportó a más de 15 países y encarnó el sueño de la independencia farmacéutica. Sin embargo, dos décadas después, ese halcón perdió el vuelo: quedó atrapado entre proyectos fallidos, corrupción, improvisación y decisiones políticas que desnudaron su incapacidad para garantizar el abasto de medicamentos en el sistema de salud.
De la promesa al desastre
El caso más emblemático fue la planta de vacunas en Ocoyoacac, Estado de México, que inició su construcción en 2008 con una inversión de casi mil millones de pesos y se canceló por fallas estructurales que la hicieron inviable. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) documentó que las columnas no soportaban las cargas requeridas, obligando a su demolición.
Lejos de aprender la lección experimentada, en 2021 Birmex firmó un nuevo contrato de modernización para garantizar que las vacunas contra la COVID-19 estuviesen en las condiciones requeridas para su aplicación, lo que alcanzó un costo de tres mil millones de pesos. Resultado: más sobrecostos, más dependencia tecnológica y otra promesa inconclusa.
La centralización mal calculada
En 2020, el gobierno federal decidió centralizar las compras consolidadas de medicamentos e insumos en Birmex, otorgándole la misión de abastecer todo el sistema de salud. En primera instancia, la idea sonaba atractiva: eliminar intermediarios, reducir corrupción y garantizar el acceso. En la práctica, se convirtió en un desastre anunciado.
Birmex no tenía experiencia logística, carecía de infraestructura de almacenamiento y su sistema informático era obsoleto. Aun así, se le entregó el control de un proceso que mueve miles de millones de pesos al año. El resultado fue inevitable: retrasos en licitaciones, contratos caídos, plataformas digitales que no funcionaban y un desabasto que alcanzó hasta el 40 % en hospitales públicos en 2023.
La nulidad y el vacío legal
La Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno declaró nulo el procedimiento de adquisiciones 2025–2026 por irregularidades graves: investigación de mercado inadecuada, requisitos técnicos dirigidos, plazos insuficientes y criterios de evaluación opacos.
Birmex se desplomo de forma inevitable; por primera ocasión, un proceso de compra consolidada se anuló, derivado de nueve irregularidades en el desarrollo de la compra consolidada, de conformidad con el veredicto de la Secretaria Anticorrupción y Buen Gobierno. La corrupción no fue la causa primaria, sino la falta de capacidad y adiestramiento para ser el control en jefe y piloto del Halcón Negro, y lo que pintaba como una operación sin novedades terminó con la caída más enigmática del guardián de la contratación de insumos para la salud y el abasto.
La nulidad total, prevista en la ley de adquisiciones mexicana, arrastró consigo todos los contratos derivados. En términos prácticos, esto implicó que los acuerdos con proveedores se anularan automáticamente, lo que llevó al país a meses de retraso en el abasto y al borde de un nuevo ciclo de desabasto nacional.
El costo social del desabasto
El desabasto no es solo una cifra fría en un reporte de la ASF. Se traduce en:
Niños que no reciben vacunas a tiempo o no se les aplica.
Pacientes con cáncer que interrumpen quimioterapias.
Personas con VIH que sufren interrupciones en sus tratamientos.
Familias que deben gastar de su bolsillo lo que el Estado no pudo garantizar.
Cada caja vacía en los almacenes de Birmex representa una promesa incumplida. La soberanía sanitaria, tan mencionada en discursos, se convirtió en una quimera: México importa el 90 % de sus vacunas, quedando a merced de farmacéuticas extranjeras.
Voces críticas y el espejo de la pandemia
La pandemia de COVID-19 reveló la vulnerabilidad de depender del exterior. Mientras países productores aseguraban dosis para sus poblaciones, México enfrentaba retrasos y escasez. Expertos han señalado que fue un error estratégico no mantener y fortalecer la capacidad nacional para producir vacunas.
La caída del Halcón Negro
El “Halcón Negro” cayó porque se le encomendó una misión para la que no tenía alas. La centralización de compras en Birmex terminó en desabasto, pérdida de credibilidad y un golpe mortal a la confianza ciudadana en el sistema público de salud.
La nulidad de las compras 2025–2026 es el colofón de esta tragedia administrativa: un recordatorio de que la improvisación y la opacidad en contrataciones públicas cuestan vidas.
¿Lecciones aprendidas?
La soberanía sanitaria no es discurso, es inversión estratégica.
La transparencia es condición, no adorno.
Un modelo público-académico-privado es indispensable
El desabasto es un riesgo de seguridad nacional.
En 2025, seguimos sin entender las coordenadas en las que piloteó Birmex, proyectando convocatorias sin orden y planeación, dejando la trazabilidad de la contratación pública en una ruta incierta, dejando incógnitas de su capacidad de sortear la misión de abasto de los insumos para la salud.
En 2026 se encuentra en una nueva misión, la compra consolidada 2027 y 2028, pero en el escenario de acción se encuentra con muchas botones en el tablero de instrumentos, tales como una nueva ley de adquisiciones, nuevas facultades en materia de las compras consolidadas para la recién inaugurada Secretaria Anticorrupción y Buen Gobierno, y facultades nuevas para la Secretaria de Salud. Es decir, este Halcón Negro cuenta con tres pilotos en los controles para abordar la misión de alcanzar la Compra Consolidada emblemática para el sistema de Salud Mexicano.
Hoy, Birmex está lejos de ser el guardián de la soberanía sanitaria; el sentir de los proveedores del sistema de salud es de improvisación y fracaso. Si México no aprende de esta experiencia, seguirá repitiendo el ciclo de promesas incumplidas, almacenes vacíos y pacientes desatendidos.
La salud no admite improvisaciones. El costo de los errores no se mide en pesos, sino en vidas.
- José Luis García Rodríguez es presidente de la Asociación Mexicana para la Distribución Institucional de la Salud, A. C. (@ASMEDISmx).