Patricia Tapia
Mientras se insiste en la retórica de la integración regional bajo el T-MEC, los números dibujan otra realidad. El eje de las importaciones mexicanas se mueve hacia el Pacífico y deja en evidencia el retroceso de los socios tradicionales de Norteamérica.
Entre enero y julio de 2025, las importaciones mexicanas desde Asia subieron 11.3%. El caso más llamativo es Taiwán, que registró un repunte anual de 94.8%. No obstante, en términos de valor absoluto, China encabeza el liderazgo con 73,708 millones de dólares.
En contraste, durante el mismo periodo, las compras mexicanas a Estados Unidos y Canadá cayeron 5.3%, un dato que refleja un rezago que se amplía frente al dinamismo asiático.

Desde 2020 las importaciones procedentes de Asia comenzaron a acortar distancia y para 2024 la brecha ya era inocultable. Ese año, México adquirió en Asia 253,686 millones de dólares frente a los 274,477 millones que provinieron de Canadá y Estados Unidos. Las compras a Norteamérica crecieron apenas 0.13%, las asiáticas avanzaron 12.7%, de acuerdo con datos de Banxico.
El punto de quiebre llegó este 2025. En los primeros siete meses del año, las importaciones asiáticas sumaron 157,026 millones de dólares, mientras las norteamericanas se ubicaron en 152,305 millones. Por primera vez, en cuanto al valor total, el eje del comercio exterior mexicano se inclina de manera decisiva hacia el Pacífico.
El gobierno de Claudia Sheinbaum quiere revertir esa curva con el Plan México. La apuesta es sustituir una parte de las compras asiáticas con producción nacional o regional. La Secretaría de Economía asegura que entre México, Estados Unidos y Canadá es posible reemplazar hasta 30% de lo que hoy se adquiere en Asia, sobre todo en China.
Entre las tres economías compran alrededor de 500,000 millones de dólares a la región asiática. Un reemplazo de esa proporción equivaldría a redirigir 150,000 millones hacia proveedores en Norteamérica, según los cálculos de Marcelo Ebrard.
El Secretario de Hacienda también lo plantea en términos de impacto económico. Si México sustituye tan solo 10% de los insumos importados con producción nacional, el PIB potencial podría elevarse entre 1.7% y 1.8%. Además se crearían miles de empleos adicionales cada año, con efectos en sectores clave como la industria automotriz.
Una de las acciones para apoyar ese cambio ya está en el Congreso y parte del Plan México. Se trata de la iniciativa de la presidenta Claudia Sheinbaum enviada al Congreso para reformar la Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación. Propone elevar aranceles a 1,463 fracciones de 19 industrias, con un valor de 52,000 millones de dólares, dirigida a países sin tratado comercial, incluidos China, Corea del Sur, India y Tailandia. El objetivo es frenar la dependencia para abrir espacio a la sustitución y la reducción del déficit comercial.
