El PAN y sus cambios estéticos y cosméticos

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Antonio Valerio

El Partido Acción Nacional ya está como los equipos del fútbol mexicano. Cada que termina una temporada y acumulan derrotas, descréditos y fracasan, hablan de renovación, presentan una nueva cara, y hasta cambian de uniforme, como si su problema fuera estético y cosmético y con una nueva imagen se fueran a convertir en exitosos de la noche a la mañana.

Este fin de semana, los panistas encabezados por su líder Jorge Romero Herrera, al que la presidenta Claudia Sheinbaum llama una y otra vez y en transmisión mañanera a nivel nacional para que quede muy claro: “El jefe del Cártel Inmobiliario” y de estar involucrado en actos de corrupción en la Ciudad de México, llevaron a cabo el “relanzamiento” del blanquiazul.

Fue un sonoro evento en que el panismo anunció que se sacude al PRI como partido aliado y que de cara al 2027, va solo en los procesos electorales, aunque no dijo claramente que está en vías de convertirse en rémora de Movimiento Ciudadano, (MC) partido que en elecciones recientes demostró un crecimiento significativo.

Ejemplo notable fue la elección presidencial del 2024, en la que Jorge Álvarez Máynez, obtuvo más votos de los que los mejores analistas pudieron pronosticar y algo similar pasó en la Cámara de Senadores.

Estos y otros datos duros, que le dieron un notorio crecimiento al Partido Naranja, han sido tomado en cuenta por los panistas y su flamante líder, para buscar una alianza, antes de correr el riesgo de otro estrepitoso fracaso, que los dejaría al borde del abismo como le pasó al PRD el año pasado.

No hay tal renovación o relanzamiento del PAN, no hay cambio de ideales, no dejaron atrás el oportunismo político de un partido que crece como MC, como tampoco el intento de honrar los ideales de su fundador Manuel Gómez Morín, y menos aún de un pensamiento genuino para el bienestar ciudadano, como tampoco el intento de demostrar que es un partido sin líderes corruptos, como lo afirma la 4-T. Fue más de lo mismo y un catálogo de buenas intenciones poco creíbles.

Fue un simple cambio de logotipo y la proclama de discursos demagógicos de un partido que sigue con las viejas prácticas de una democracia interna simulada que derivaron por ejemplo en la imposición por dedazo de su nuevo líder, impuesto por su amigo Marko Cortés.

Se trató este fin de semana en todo caso de un ejercicio para buscar a toda costa de blindarse, ante la posibilidad creciente de que, en la proximidad de la elección intermedia del 2027, el gobierno eche mano de los abultados expedientes del Cártel Inmobiliario” que se mantienen en el escritorio del fiscal General de la República.  

Liderazgos, militantes y simpatizantes panistas, saben que ese momento y ese golpe ya está pensado y planeado desde el poder, pero callan para guardar las formas, y así guardan la esperanza de no quedar fuera del reparto de opciones y candidaturas para el 2027. Finalmente, ese sería su premio o el pago de su silencio.

No se necesita ser adivino para suponer, que, llegado el tiempo, por el tema del Cártel Inmobiliario, uno o más personajes azules podrían parar en el exilio o enfundados en el fuero para no ser alcanzado por el brazo de la ley, que en México tiene nuevos protagonistas dentro del poder judicial, todos o la mayoría con inclinaciones morenistas.