El 50% de los mexicanos que nacen en la pobreza mueren igual: CEEY

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Laura Quintero

La pobreza sigue siendo una de los principales problemas del país. A pesar de los avances registrados en los últimos años, la mitad de los mexicanos que nacen pobres morirán en las mismas condiciones, de acuerdo con un nuevo informe del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).

El estudio, basado en datos de 2017 a 2023, señala que 38 millones de personas en México viven con ingresos insuficientes para cubrir sus necesidades básicas y, además, carecen de acceso a servicios esenciales como salud o educación.

El CEEY advierte que existe una verdadera “trampa de pobreza” en el país: la mayoría de quienes nacen en hogares ubicados en el 40% inferior de la distribución del ingreso permanecen en esa condición.

La investigación también revela que la movilidad económica de quienes logran salir de la pobreza es temporal, ya que sus mejoras no se sustentan en transformaciones estructurales, sino en movimientos económicos momentáneos.

Contexto: La situación es aún más compleja para quienes provienen de contextos con baja escolaridad. El 75% de las personas cuyos padres solo cursaron la primaria o menos no alcanzan el promedio nacional de educación, lo que evidencia que el origen familiar determina en gran medida el futuro socioeconómico.

Desigualdad de oportunidades

El CEEY destaca que la discriminación y la falta de oportunidades son factores decisivos que perpetúan la pobreza.

El 48% de la desigualdad de ingresos en México se explica por las diferencias en las circunstancias de origen, es decir, por condiciones sobre las que las personas no tienen control, como el lugar de nacimiento o la educación de los padres.

En regiones como el sur del país, la situación es particularmente crítica. En 2023, el 57% de la población de esa zona vivía en pobreza, impulsada por la falta de infraestructura y conectividad.

Avances, pero con limitaciones

El CEEY reconoce que entre 2017 y 2023 hubo una reducción en la incidencia de la pobreza y en su persistencia intergeneracional, pero advierte que los avances son insuficientes.

El estudio concluye que aumentar de manera real los ingresos de las personas es clave para que la movilidad económica deje de ser momentánea. Sin mayores ingresos y sin igualdad de oportunidades, la pobreza seguirá reproduciéndose de generación en generación.