Dormir: ¿Placer o insatisfacción?

Share

Dr. Maximiliano Sánchez Téllez-Girón

Aproximadamente pasamos un tercio de nuestras vidas durmiendo, lo que equivale alrededor de 25 años en una vida promedio de 75. Dormir, lejos de ser un lujo, es una necesidad fundamental en nuestra vida y tema del cual hoy quiero hablar.

La falta y mala higiene del sueño se están volviendo un problema de salud pública. Diversos estudios refieren que entre el 27% y el 30% de los adultos presentan dificultades para dormir o somnolencia diurna significativa, cifras que han aumentado en los últimos años. Este fenómeno afecta de manera desproporcionada a ciertos grupos, como trabajadores de jornadas nocturnas, personas de bajos ingresos y adultos en su etapa productiva, lo que contribuye a disparidades en salud. Las causas pueden variar, pero la afectación es igual para todos.

La falta de sueño puede tener múltiples consecuencias en la salud personal. Se asocia con un mayor riesgo de: enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, obesidad, trastornos mentales y deterioro cognitivo. Además, impacta negativamente en el rendimiento escolar y laboral, la estabilidad emocional y la calidad de vida. En niños y adolescentes, la deficiencia de sueño se vincula con alteraciones metabólicas y del desarrollo neuropsicológico, lo que refuerza la importancia de abordar el problema desde edades tempranas.

Es importante no automedicarse con medicamentos comunes y de venta libre como la melatonina o los antihistamínicos, ya que no son de primera elección para el insomnio y su uso sin supervisión puede retrasar un diagnóstico adecuado. En su lugar, las medidas no farmacológicas iniciales para mantener una buena higiene del sueño son:

Mantener horarios fijos para dormir y despertar.
Evitar pantallas y luz brillante al menos 1 hora antes de dormir.
No consumir café, alcohol o nicotina en la tarde-noche.
Usar la cama solo para dormir y descansar.
Crear una rutina relajante previa (leer, música suave, respiración).
Mantener una habitación totalmente oscura y, de ser necesario, usar antifaz.

Dormir no debería verse como un lujo, sino como una necesidad básica de salud.