Enanismo opositor frente a AMLO y la 4T

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Jorge Ramos Pérez

La democracia está en riesgo. En el mundo entero, México no es el único país que pasa por un proceso de cocimiento autoritario imperceptible en el grueso de la población que está anestesiada por el huracán Andrés Manuel López Obrador. Cuando despertemos del adormecimiento es probable que tengamos una democracia mutilada.

Esta semana El Colegio de México celebrará el foro “Los nuevos rostros del autoritarismo” y las librerías están llenas de títulos que están alertando de los peligros. Incluso muchos lo han venido documentando desde finales del siglo pasado. Y aquí estamos.

Decir que la oposición en México luce vapuleada es una obviedad. Decir que los intelectuales están desaparecidos de la discusión pública (TikTok y Meta o Facebook y las redes sociales son la arena del “debate”) también es ocioso. 

En noviembre de 2018 estos Recovecos nacieron con el título “Enanismo opositor frente a López Obrador, ¿y los intelectuales?”, dado que tras el triunfo en las urnas de AMLO esos dos actores fundamentales en una democracia estaban pasmados.

Esto se dijo aquí hace ya casi siete años:

“Un par de días antes de que Jair Bolsonaro ratificara su triunfo como presidente de Brasil, un grupo de intelectuales lo encaró. Noam Chomsky, Naomi Klein y Frei Betto, entre otros identificados con la izquierda, publicaron en el periódico británico The Guardian un desplegado para advertir sobre los riesgos para la democracia brasileña.

En México los partidos políticos quedaron mermados. El PRI reducido a chiquillada y con el riesgo de guerra civil una vez que el presidente Enrique Peña Nieto deje formalmente el poder el 30 de noviembre.

El PRD está en los estertores de la muerte. El senador Juan Zepeda, uno de los más jóvenes aspirantes a dirigir los despojos de Nueva Izquierda (encarnada en los Chuchos, Jesús Ortega y Jesús Zambrano), se come las uñas porque la agonía del sol azteca se va a prolongar al primer trimestre del 2019. Y cambiarle el nombre al PRD no eliminará la escoria.

Acción Nacional, el más antiguo opositor, despedazado por sus luchas intestinas.  Los ex presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón están fuera de las filas panistas, y Calderón creará su propio partido, luego de que su esposa Margarita Zavala fue avasallada por el ex candidato presidencial Ricardo Anaya.

El escenario opositor es escuálido frente a la poderosa maquinaria que ahora representa Morena, dueña de las mayorías en el Congreso federal y en casi todos los estados. Lo que decida el dedito no tendrá mayores dificultades.

El enanismo opositor es el mejor caldo de cultivo para que florezca el régimen morenista y obradorista al menos dos sexenios más. En el liderazgo solar de López Obrador, sin embargo, puede estar la kriptonita. Pero en el ecosistema partidista abunda el enanismo. No hay figuras y hasta los jóvenes en las distintas fuerzas se han contaminado con lo peor del sistema político mexicano.

Lo que llama la atención es el silencio de los intelectuales. En las redes sociales riñen. En el reino de la declarocracia sueltan puyas. Pero lo que no se ve es un posicionamiento formal, unificado, como el que difundieron los izquierdistas en The Guardian. ¿Habrá personajes de talla que, más allá de tuits, encaren de forma organizada a Andrés Manuel López Obrador frente a todos los males que se supone trae en las alforjas o se van a formar en la fila de los enanos?”

Un mes antes de la toma de posesión de López Obrador se reunieron políticos de oposición y algunos intelectuales. Perfilaron crear un bloque de contrapeso a AMLO. Estos mismos #Recovecos anticiparon la maniobra en febrero de 2019. El lanzamiento ocurrió con una entrevista de Roberto Zamarripa con Javier Corral como vocero. Pero el mismo día que salió la entrevista, los intelectuales señalados comenzaron a deslindarse. Y bueno, hoy el vocero es flamante senador de Morena.

El PRI hoy está en manos de Alejandro Alito Moreno, pieza criticable por los cuatro costados. Movimiento Ciudadano ha engañado con una envoltura opositora, pero en realidad nada en las mismas aguas turbulentas de la 4T.

El PAN, como se dijo aquí hace siete años, sigue con los pantalones cortos para vergüenza de sus ancestros y fundadores. El “liderazgo” de Markito Cortés sirvió para nada. Su sucesor, Jorge Romero, no tiene la fortaleza para plantarse ante nadie de Morena, y no es que en la acera oficial tengan a puro Churchill.

En estos días el PAN buscará renacer de sus cenizas. Sinceramente un corrimiento a la derecha, donde ya estaba, pero ahora acentuado pareciera lo más lógico en un mundo polarizado. Pero carece de fundamentos ideológicos y, sobre todo, de líderes. 

La Presidenta Claudia Sheinbaum la tiene fácil frente a puro chamaco de pantalones cortos.

Punto y aparte

¿Ves a los panistas en las calles protestando si es necesario?, fue la pregunta a Marko Cortés el 12 de noviembre de 2018, a unos días de la llegada de AMLO a la Presidencia de la República. “En las Cámaras y si es necesario, en las calles”, respondió.

Hace poco el periodista e historiador Héctor Aguilar Camín presentó su libro “La dictadura germinal” y ahí afirmó que la oposición no se “lopezobradorizó” haciendo “un desmadre” tomando calles, impidiendo sesiones del Congreso, como hizo López Obrador. La oposición no quiso porque no podía, tenían la cola demasiado larga. Y así siguen.

Punto final

La universalización del sector salud, que implica uniformidad en la atención a pacientes por parte del IMSS, ISSSTE, IMSS-Bienestar, principalmente, es una buena idea. Eduardo Clark, subsecretario de Salud, sería la mente maestra.