Lección después de la tormenta

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Laura A. Borbolla Moreno

México tiene históricamente la necesidad de atender a la población más vulnerable y pobre del país de manera recurrente; producto de ser víctimas de los desastres naturales. Y cada vez es más catastrófico por el evidente cambio climático; ello aunado a que geográficamente como lo referí en este espacio la semana pasada contamos con orografía e hidrografía por un lado privilegiada pero también de riesgo.

La devastación por lluvias extraordinarias ha provocado inundaciones de una magnitud insospechada ya que cada vez hay más población ubicada en zonas de riesgo. Es evidente la necesidad de contar con presupuesto etiquetado para prevenir, actuar, analizar y reaccionar en el riesgo en cada lugar del país, dice el dicho “después de la tormenta, viene la calma”, “el agua siempre agarra nivel y busca su cauce”, la sabiduría popular se cumple cada vez que se presenta un fenómeno meteorológico. El problema o el reto nacional en los tres niveles de gobierno y de los tres poderes es, cuál es la lección; qué vamos a hacer o cambiar más allá de probar la solidaridad social acopiando víveres post tragedias

De forma y fondo los gobiernos en los tres niveles deben de conocer su mapa de riesgo, si bien es cierto los huracanes, tormentas tropicales, etc., pueden ser previstos, la sociedad mexicana de cada lugar debe de saber qué hacer, es decir, prever tener víveres, lámpara de mano, medicamentos, bebidas hidratantes y botella de agua, pila de celular cargado, documentos en bolsas resellables, ropa adecuada en una mochila, botas de hule o tenis, es decir, lo necesario para ir a un refugio; saber cuál es el refirió y que atendiendo a la zona de riesgo y su tipo debe estar en una zona alta; dónde se habilitaría un helipuerto ya que siempre habrá problemas con la comunicación y las carreteras para generar los puentes aéreos de auxilio. 

Lo anterior nos debe permitir hacer una pausa y un análisis de lo que pasó y se pudo prever y evitar para que no cueste vidas; la calma después de la tormenta se da si las personas que podrían ser víctimas de cualquier situación tienen información de qué hacer y a dónde ir, en caso de … Eso requiere de mucha confianza en las autoridades demostrando capacidad de acción y reacción proporcional a la problemática. 

El claro ejemplo de una buena práctica post tragedia es que, ante la inacción del gobierno en el temblor de 1985 en la ahora Ciudad de México, se generó el sistema de protección civil, se desarrolló el sistema sismológico nacional que alerta y ahora una cultura de qué hacer, cuándo producto de los simulacros; entonces hay que trabajar en una cultura de la acción y reacción con protocolos muy claros y un monitoreo hídrico lo que ocurrió en la zona huasteca es una lluvia de 500 mm cúbicos lo cual es extraordinario; pero los tomo por sorpresa y hubiera sido peor si no suena la alerta de la refinería de Poza Rica, Veracruz; que alguien tuvo la idea de que eso despertaría a la población y los alertaría; pero es la clara muestra de no conocer si eso es o no el protocolo y de qué va; es decir, es alerta para la refinería de origen; pero es evidente que se necesita saber qué hacer. Un ejemplo de algo trágico y positivo es lo ocurrido en la planta nuclear de Fukushima, Japón tras un terremoto nivel 9 que generó además un Tsunami en 2011 a los ingenieros les costó la vida, pero impidieron la radiación masiva ya que siguieron los protocolos. Y es la población más preparada del mundo en enfrentar terremotos y tifones, etc. Y aún así después de esto revisaron y actualizaron sus protocolos y mapas de riesgo derivado del cambio climático. Siendo Japón hasta ahora el único gobierno que se solidarizó con Poza Rica, Veracruz y mandó ayuda humanitaria.

Nota al pie de página

El 22 de octubre se conmemora el día nacional del Ministerio Público, así que felicito a todos los colegas que ejercen esta misión y servicio para el país.