No solo hay que poner más dinero, hay que redefinir el sistema de salud

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Pedro Zenteno

México atraviesa un momento crucial para definir el futuro de su sistema de salud. Y ese futuro se ancla en números concretos. El Presupuesto de Egresos de la Federación 2026 asigna al sector salud 2,368,647.7 millones de pesos (2.37 millones), lo que equivale al 23% del PPEF 2026 (10,114,828 millones de pesos). Lejos de ser un dato administrativo, se trata de una decisión de Estado: fortalecer la protección de la salud como derecho humano, no como mercancía.

No hablamos de inercia presupuestal. El gasto en salud crece 6.3% vs. 2025, es decir, 141,149.7 millones de pesos adicionales respecto de 2025. Este impulso tiene nombre y apellido institucional:

• Secretaría de Salud (R12): 66,825.8 millones de pesos.

• Servicios de Salud del IMSS-Bienestar (R47): 172,492.4 millones de pesos.

• IMSS (R50): 1,590,308.7 millones de pesos.

• ISSSTE (R51): 539,029.8 millones de pesos.

Estas cifras implican dos cosas. Primero, orden y coordinación: la Secretaría de Salud asume la rectoría para planear, regular y evaluar el conjunto del sistema, evitando duplicidades y estándares desiguales. Segundo, universalidad y gratuidad progresiva: con IMSS-Bienestar como brazo operativo para la población sin seguridad social, y con IMSS ISSSTE fortalecidos, el país camina hacia un paquete homogéneo de servicios, gratuito en el punto de atención y con calidad verificable.

De la fragmentación a la integración. Durante décadas, millones de mexicanos quedaron atrapados entre subsistemas inconexos. El PEF 2026 apuesta por un Sistema Nacional de Salud Integral que articule la atención primaria, la red hospitalaria y la salud pública bajo un mismo enfoque de prevención, continuidad y resultados. La ruta es clara:

• Un expediente clínico único nacional para garantizar continuidad de cuidados.

• Abasto de medicamentos con trazabilidad de extremo a extremo y compras eficientes.

• Planeación de infraestructura por redes y regiones, priorizando segundo y tercer nivel.

• Evaluación de calidad con metas medibles y rendición de cuentas.

Universalidad, gratuidad y eficacia. La salud no puede depender del tipo de empleo ni del código postal. La combinación de mayor financiamiento y rectoría efectiva permitirá consolidar la gratuidad en el punto de servicio y ampliar la cobertura en salud mentalsalud materno-infantil y prevención, con énfasis en comunidades rurales y zonas marginadas.

Invertir en salud es invertir en desarrollo. Cada peso destinado a personal, hospitales medicamentos regresa en productividad, cohesión social y reducción de la pobreza. Por eso, el PEF 2026 no es asistencialismo: es una inversión estratégica que reorienta recursos a donde más impacto generan: la vida y el bienestar.

Conclusión

El presupuesto de salud 2026 no sólo pone más dinero: redefine el sistema. Con cifras claras, rectoría pública y un modelo integral, México puede garantizar servicios universales, gratuitos y eficaces. El reto inmediato es traducir estos montos en resultados: hospitales que funcionen, medicamentos disponibles y tiempos de atención razonables. El rumbo, por fin, es el correcto.