Álvaro Aragón Ayala
El narcotráfico no nació en Sinaloa en el gobierno de Rubén Rocha Moya. Si, hoy, durante su régimen, ocurre una implosión en el cartel de Sinaloa. Sin embargo, el narco tiene el marcaje del ADN de los gobiernos “de la revolución”, neoliberales y capitalistas. En el estado, el registro de la violencia es cíclica y de naturaleza ondulatoria. Hoy estalla en Culiacán y municipios aledaños y se extiende hacia Mazatlán. Pero no hay duda: la tolerancia y la complicidad de los gobiernos del PRI con los poderes fácticos permitió el crecimiento exponencial del narcotráfico en Sinaloa.
La narrativa opositora va orientada a criminalizar a los gobiernos emanados de Morena y a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y a tratar de vincular al ex presidente Andrés Manuel López Obrador con actividades delictivas. Las relatorías ad hoc a los intereses del antiguo y decadente priato aplauden o promueven el intervencionismo militar del gobierno de Donald Trump, cuyos apetitos imperialistas tienen posada su dentadura en los yacimientos de petróleo, el litio, cobre y zinc y otros metales del suelo mexicano.
Pese a que son los grandes responsables/cómplices, por omisión o por confabulación, del impresionante crecimiento del narcotráfico, los ex gobernadores del PRI no son involucrados en ningún señalamiento, levantando la sospecha sobre un presunto proteccionismo “gringo”. Durante los gobiernos tricolores el multimillonario cartel de Sinaloa canalizó fuertes inversiones a los sectores productivos, los cuales fueron receptivos al ingreso de recursos ilícitos. Ciudades como Culiacán, Mazatlán, Guamúchil y otras, entraron en franco crecimiento urbano. El “lavado de dinero” cobró carta de naturalización.
En los tribunales/cortes de los Estados Unidos, mediante acuerdos con algunos capos en prisión, el gobierno de Donald Trump trata de obtener información para “juzgar” a gobernadores de Morena sobre los que se han fabricado leyendas urbanas en torno a presuntos involucramientos con el cartel de Sinaloa. Si la organización criminal nació en la década de los 70-80 ¿Cuántos gobernadores del PRI permitieron sus actividades y cuántos se coludieron con la “empresa”? ¿Todos? Desde las entrañas de Culiacán y otros municipios de Sinaloa se construyó la organización transnacional más poderosa del mundo.
LA DELINCUENCIA Y LA CADENA PRODUCTIVA
En un pequeño pero sustancioso texto fue publicado como un apéndice en Teorías de las plusvalías (Elogio al Crimen), Carlos Marx, filósofo y economista alemán, padre del comunismo moderno, expresó que “el filósofo produce ideas, el poeta poemas, el cura sermones, el profesor compendios, etc. El delincuente produce delitos. Fijémonos un poco más de cerca en la conexión que existe entre esta última rama de producción y el conjunto de la sociedad y ello nos ayudará a sobreponernos a muchos prejuicios”.
“El delincuente no produce solamente delitos: produce, además, el derecho penal y, con ello, al mismo tiempo, al profesor encargado de sustentar cursos sobre esta materia y, además, el inevitable compendio en que este mismo profesor lanza al mercado sus lecciones como una “mercancía”. Lo cual contribuye a incrementar la riqueza nacional, aparte de la fruición privada que, según nos hace ver, un testigo competente, el señor profesor Roscher, el manuscrito del compendio produce a su propio autor”.
Expuso que “el delincuente produce, asimismo, toda la policía y la administración de justicia penal: esbirros, jueces, verdugos, jurados, etc., y, a su vez, todas estas diferentes ramas de industria que representan otras tantas categorías de la división social del trabajo; desarrollan diferentes capacidades del espíritu humano, crean nuevas necesidades y nuevos modos de satisfacerlas. Solamente la tortura ha dado pie a los más ingeniosos inventos mecánicos y ocupa, en la producción de sus instrumentos, a gran número de honrados artesanos”.
“…el delincuente no sólo produce manuales de derecho penal, códigos penales y, por tanto, legisladores que se ocupan de los delitos y las penas; produce también arte, literatura, novelas e incluso tragedias, como lo demuestran, no sólo La culpa de Müllner o Los bandidos de Schiller, sino incluso el Edipo [de Sófocles] y el Ricardo III [de Shakespeare]. El delincuente rompe la monotonía y el aplomo cotidiano de la vida burguesa. La preserva así del estancamiento y, provoca esa tensión y ese desasosiego sin los que hasta el acicate de la competencia se embotaría. Impulsa con ello las fuerzas productivas”.
QUIRINO Y “EL CULIACANAZO”
Se conoce todavía como el Culiacanazo. Es uno de los días más negro en la administración del otrora gobernador Quirino Ordaz Coppel. El suceso lo persigue. Aquel 17 de octubre de 2019, el Ejército mexicano desarrolló a plena luz del día un enorme operativo en la ciudad sinaloense de Culiacán para detener a uno de los hijos del ‘Chapo’ Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa. El municipio se convirtió en zona de guerra durante horas. Comandos armados del cártel tomaron las calles y atemorizaron a la población. El entonces presidente Andrés López Obrador y Quirino Ordaz terminarían replegando a las fuerzas de seguridad federales y estatales.
Para evitar, supuestamente, un mayor derramamiento de sangre, AMLO ordenó la puesta en libertad de Ovidio Guzmán. A Quirino Ordaz se le criticó por haberse escondido y cedido ante el poder del narcotráfico. Aquella historia unió a ambos políticos para siempre a pesar de que Ordaz pertenecía al partido mayoritario de la oposición, el PRI. López Obrador “premió” al exgobernador con la Embajada de México en España, en un momento en que las relaciones bilaterales no pasaban precisamente por su mejor momento.
SINALOA Y ENRIQUE PEÑA NIETO
El mes de junio del 2012, en Washington, el entonces líder republicando Jim Sensenbrenner denuncio: “Si Enrique Pena Nieto gana la presidencia de México, reducirá la violencia que priva en el país con la táctica que uso el PRI en el pasado: no atacar a los carteles del narcotráfico. El PRI gobernó México por 71 años hasta el 2000 y cuando estaba en el poder minimizó la violencia cerrando un ojo ante lo que estaban haciendo los cárteles (del narcotráfico)”.
El otrora congresista por el estado de Wisconsin y presidente del Subcomité Judicial sobre Crimen, Terrorismo y Seguridad Interior, expresó sus dudas en torno a Enrique Peña Nieto, en aquel entonces candidato del PRI a la presidencia de las República (Peña Nieto impuso después en funciones de presidente a Quirino Ordaz Coppel como gobernador de Sinaloa).
Al presidir una audiencia en la que se analizó la situación de la lucha contra el narcotráfico, Sensenbrenner vaticino que la estrategia contra el crimen organizado de Enrique Peña Nieto no sería la detención de capos. “Es más, él enfatizó que su prioridad será una reducción de la violencia, no el desmantelar a las organizaciones criminales. En todos los sentidos, esto suena como un regreso a las viejas políticas del PRI”, dijo.
LA ECONOMIA CRIMINAL
Las pautas consumistas y suntuarias de los narcotraficantes, el mantenimiento o aumento del empleo y del ingreso de sus dependientes como servidores y súbditos en relaciones clientelísticas, generan o refuerzan una proliferación de actividades comerciales y profesionales para satisfacer la demanda de bienes y servicios de los más variados tipos. Con ello aumentan y prosperan las profesiones y oficios correspondientes y el nivel de ocupación.
El narcotráfico contribuye, en efecto, a la generación y a la expansión del empleo y del ingreso, y a una cierta mejora relativa del modo y nivel de vida, para un número considerable de grupos y sectores, por las actividades, inversiones y consumos que los narcotraficantes realizan directamente, en sus actividades lícitas e ilícitas, y por los efectos amplificadores que inducen en otras ramas y sectores de la economía nacional.
Los principales grupos a los que el narcotráfico crea o mejora -directa e indirectamente- las posibilidades y niveles de empleo, ingreso y modo de vida, son los siguientes: a) Campesinos; b) Laboratoristas; c) Transportistas; d) Traqueteros (representantes de los narcotraficantes en Estados Unidos y otros mercados de exportación); e) “Mulas” o “burros” (hombres y mujeres correos, que llevan droga en vuelos comerciales entre ciudades y países); f) Sicarios, profesionales de la violencia (seguridad, defensa, ataque); g) Jóvenes disponibles para todo; h) Abogados para la representación y el consejo legales en problemas y conflictos suscitados por el tráfico clandestino y las inversiones lícitas; i) Contadores para registro y control de los ingresos, expertos financieros; j) Intelectuales, comunicadores, periodistas, escritores, profesionales de las ciencias humanas y sociales, expertos en relaciones públicas, para la defensa y apología del narcotráfico y sus jefes; k) Empleados en las redes de inversiones, propiedades y empresas legales de los narcotraficantes; l) Empleados en actividades comerciales y profesionales que satisfacen la demanda de bienes de consumo y servicios de los narcotraficantes, v. gr., arquitectos, decoradores, médicos, veterinarios, choferes, modelos, deportistas, etcétera; m) Empleos e ingresos complementarios, provistos por un narcotráfico captador y corruptor de conciencias y voluntades, a políticos, gobernantes, administradores, legisladores, jueces, funcionarios aduaneros y fiscales, policías, militares, involucrados por sus responsabilidades y tareas en acciones y decisiones referentes al narcotráfico; n) Personal involucrado en las actividades de prevención y rehabilitación de drogadictos y en la represión de traficantes y consumidores.
A ello se agrega el lavado o blanqueo de dineros como pieza clave en la estructuración y la reproducción ampliada del tráfico y sus ramificaciones. Antes de intentar su análisis y evaluación, es pertinente considerar cómo, en los casos ya paradigmáticos de los países andinos y luego en los otros países centro y sudamericanos, la economía criminal del narcotráfico se vuelve parte principal de la economía nacional, en términos de exportaciones, entrada de divisas, importaciones, mejoramiento de la balanza de pagos, reducción del endeudamiento, inversiones, consumos, empleo, producto bruto interno, contribución al crecimiento.
(Con información de apoyo de Proceso y del archivo del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM)