Jonathan Ruiz Torre.
Hay una economía escondida en el país. Claro, está la del narco, pero también la de contratos de construcción acordados con algún gobernante o incluso el dinero de gente de bien que recibe efectivo y no lo reportan
¿No sienten que hay más dinero de lo que se dice en México? Esa sensación que algunos tenemos al ver tantas camionetas de más de un millón andando por avenidas por las que podrían chocar con un Tsuru.
Hay una economía escondida en el país. Claro, está la del narco, pero también la de contratos de construcción acordados con algún gobernante o incluso el dinero de gente de bien, como el de médicos, mecánicos o diseñadores dados de alta ante el SAT, que reciben efectivo y no lo reportan, amén de otros también, como los contadores que venden facturas.
Una consultora relevante llamada EY (antes Ernst and Young), ya hizo un cálculo acerca del tamaño de la economía generada anualmente por esa vía:
Es el 17.9 por ciento del PIB nacional que ya supera los 1.7 billones de dólares. Eso equivale a 320 mil millones de dólares o 6 billones de pesos, aproximadamente.
El detalle está en un reporte publicado en marzo llamado: “Economía de las sombras al descubierto: Estimaciones para el mundo y políticas a seguir”.
Ojo, conviene no confundir con economía informal. Lo que contabiliza EY en este reporte es empresas o individuos formales que ocultan parte de sus ingresos y actividades ilegales como corrupción, huachicol, narcotráfico o piratería.
Atención. Ese dinero no está en efectivo, necesariamente.
Si se repartiera equitativamente esa fortuna, cada uno de quienes viven en su casa deberían tener unos 50 mil pesos en la billetera, incluyendo a los niños. Pero todo el dinero impreso por Banxico que circula en las calles apenas supera los 3 billones de pesos, la mitad de esos 6 billones.
¿Entonces en dónde más está?
¿Hacen ustedes compras por Whatsapp y pagan con transferencia? Puede estar ahí, si el vendedor no paga impuestos. Si es un comerciante relevante el que lo hace, se apurará en convertir ese dinero en una casa, por ejemplo, que en buena medida puede construirse con efectivo. Ahí también está.
La mayoría de la gente piensa que el dinero son billetes, pero en realidad es capital que puede estar en efectivo, en cosas o en servicios. Al final, los pesos o los dólares solo son una base de datos, a veces representados en ese cheque al portador que llamamos billete.
Imaginen cómo ayudaría al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum hincarle el diente a algo de esos 6 billones de pesos, por la vía de la Secretaría de Hacienda. Con solo un tercio de ese dinero, los mexicanos podrían pagar la deuda de Pemex.
¿Solo ocurre en México? No, el resto del mundo también padece. Pero mientras más educación y desarrollo reciba la gente, menor es el problema. La economía en las sombras en el mundo equivale al 11.8 por ciento del PIB global.
Hay extremos como el de Sierra Leona, con el 64.5 por ciento, y ejemplos como Singapur, con 3.4 por ciento.
El 17.9 por ciento del PIB que representa en México se compara con el 17.8 de Argentina o el 20.6 de Brasil.
Regionalmente, Chile tiene una tasa baja del 11.9 por ciento, pero aún alta para el caso de Canadá, en donde la economía de las sombras solo equivale a un 4.5 por ciento de su PIB.
Dado el incentivo que tiene el gobierno para cobrar impuestos de esa friolera, puede apretar más a los contribuyentes mediante revisiones periódicas en su situación fiscal. Este año aumentó 140 mil millones de pesos los cobros a trabajadores y empresas, por la vía del ISR, acumulando un total de casi 1.2 billones de pesos, hasta abril.
Puede optar también por una reforma fiscal que establezca nuevos impuestos, pero eso es muy costoso políticamente para Sheinbaum.
La otra, es una vía larga que también puede significar más ingresos permanentes. Tiene que ver con educar a la gente en las actividades que la economía demanda. Los nuevos negocios formales verdaderamente rentables están en la tecnología, no necesariamente en la manufactura y menos en la extracción de piedras o petróleo.
El estudio de EY muestra una coincidencia: mientras menos preparada y educada está la población de una nación, más economía en las sombras.
El Financiero