Edgar F. Garza Ancira
Los nuevos tiempos exigen la inclusión plena de todas las voces, incluso de aquellas que por razones económicas, sociales o personales se encuentran fuera de las fronteras de México.
En este sentido, resulta profundamente significativo que el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) permita que, en el 2025, los ciudadanos capitalinos residentes en el extranjero puedan participar en la elección de los más de 13 mil Presupuestos Participativos. Estos representan el 3.75 por ciento del presupuesto de las alcaldías y serán definidos este año en las 16 demarcaciones como parte de un ejercicio de democracia participativa y justicia territorial.
La consulta sobre estos presupuestos participativos representa un avance en la democratización de la toma de decisiones urbanas, con el objetivo de mejorar la infraestructura, los servicios y la cohesión social en los entornos urbanos y rurales de la Ciudad de México. Además, constituye un paso adelante en la ampliación de derechos político-electorales para los capitalinos que, aunque residen fuera del país, mantienen un vínculo afectivo, económico y cultural estrecho con su comunidad de origen.
Esta medida reconoce los derechos políticos de las personas migrantes y les permite mantener un vínculo activo y transformador con sus barrios y comunidades, lo que contribuye a regenerar el tejido social a pesar de la distancia.
Los capitalinos en el exterior, al estar físicamente alejados de las dinámicas políticas locales, pueden ofrecer una perspectiva más objetiva y menos influenciada por factores como el clientelismo, los intereses partidistas o las presiones sociales. Esta distancia geográfica les permite priorizar proyectos que respondan a las necesidades reales de sus comunidades, basados en su conocimiento de las colonias o pueblos donde aún mantienen vínculos familiares, culturales o económicos.
Al permitir la participación de los migrantes, se combate la exclusión y se promueve una cultura cívica más plural e incluyente. Esta decisión es coherente con los principios de justicia distributiva y justicia democrática, al permitir la participación de todos aquellos que tienen un interés legítimo en el mejoramiento de sus comunicades, aunque vivan lejos.
El involucramiento de los capitalinos en el exterior puede tener un efecto multiplicador en la participación cívica de sus familias y comunidades, incluidas las nuevas generaciones. Quienes migraron y se involucran activamente pueden inspirar a sus hijos y familiares en México a participar más en los procesos democráticos, especialmente en un contexto donde la apatía política entre los jóvenes es una preocupación creciente.
Con medidas como esta, la Ciudad de México se posiciona como una entidad federativa pionera en mecanismos de inclusión democrática, lo cual refuerza su perfil como ciudad cosmopolita, progresista y comprometida con los derechos humanos.
De esta manera se reconoce que la ciudadanía trasciende las fronteras geográficas y que quienes mantienen vínculos con la Ciudad de México, sin importar su lugar de residencia actual, tienen el legítimo derecho de contribuir a las decisiones que afectan el desarrollo de su ciudad de origen.