Radiografía del ingreso y gasto en los hogares mexicanos

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Ingrid Krasopani Schemelensky Castro

Un aspecto importante para el desarrollo de nuestro país es que la población cuente con los ingresos suficientes no sólo para su subsistencia, también, para su pleno desarrollo y bienestar.

En este sentido, y de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) en 2024 presentada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), arrojó los resultados sobre los ingresos monetarios y no monetarios de los integrantes de un hogar, así como cuáles son sus gastos. Los hallazgos claves fueron la desigualdad por génerodiscapacidad etnia, además de un incremento en gasto que repercute, invariablemente, en el desarrollo de la población mexicana.

En 2024, el gasto corriente por hogar fue de 20,436 pesos mensuales. Si se hace una comparación con 2022, el gasto corriente monetario promedio mensual por hogar aumentó 7.9%, muy por arriba de la inflación.

Alimentosbebidas tabaco representaron el 37.7% del gasto con $5,994. Le siguieron el transporte y comunicaciones (19.5%) con $2,106; educación y esparcimiento (9.6%) con $1,531; vivienda y servicios (9.1%) con $1,449. Es cuestionable el lugar en el que se logró posicionar un vicio dañino para la salud de alguien que podría ser el o la responsable del sustento de un hogar. Esto nos indica un problema de salud nacional en donde la generación de políticas públicas a cargo de las instancias gubernamentales de salud debe ocupar una prioridad en los próximos años.

Ahora bien, el ingreso total promedio por hogar fue de $27,307 pesos al mes desglosado de la siguiente manera: Ingreso corriente igual a $25,955 más percepciones financieras y de capital con un valor de $1,352. 

El análisis del ingreso se lleva a cabo mediante una agrupación de hogares equitativamente en 10 categorías denominadas “deciles”. El primer decil está conformado por el 10% de los hogares con los ingresos más bajos del país. Cada uno de los siguientes representa el 10?% de los hogares, ordenados de menor a mayor según su nivel de ingreso.

Los resultados de este análisis arrojaron en 2024 que, los hogares del primer decil ingresaron en promedio mundial $5,598, mientras que los del décimo llegaron a los $78,698 pesos. Esto quiere decir que, en México, el 10% más rico gana 14 veces más que el 10% más pobre. El resultado es una brecha importante, una enorme desigualdad económica que vive nuestra sociedad, sobre todo, la población más necesitada.

De igual forma, la desigualdad de género queda expuesta una vez más, pues el ingreso monetario promedio mensual de hombres fue de $12,016 pesos y el de las mujeres tan sólo de $7,905 pesos. Una diferencia notoria de $4,111. A pesar de los avances en materia de equidad, estas cifras exponen que la paridad económica aún está lejos de alcanzarse.

Por otro lado, la ENIGH 2024 registró que el ingreso monetario promedio mensual de las personas con alguna discapacidad fue de $6,927 pesos. Este promedio varió según el tipo de discapacidad con un rango que va desde los $7,153 para personas con dificultad para ver, hasta los $6,306 para aquellos que sufren de alguna limitación emocional o mental para realizar sus actividades diarias.  No cabe duda que este segmento tan importante de nuestra población necesita urgentemente una política especial de atención que les permita desarrollarse plenamente.

Por su parte, las personas que se identificaban como parte de pueblos originarios o hablaban alguna lengua indígena, obtuvieron ingresos monetarios que dejaron un promedio de $7,439 pesos por mes, lo que representa 26% menos que el promedio nacional. Esta brecha podría reflejar no solo menores oportunidades de acceso a empleos justamente remunerados, sino también una falta de apoyo gubernamental que garantice su inclusión y desarrollo económico. 

La desigualdad es una línea que divide a nuestro país. México crece, pero lo hace con exclusividades que alejan a los más vulnerables de las posibilidades para prosperar. 

Los resultados mostrados por el INEGI, dan pauta a revisar y, en su caso, reconducir diversas política públicas gubernamentales, tanto en el ámbito federal, como en el estatal o incluso municipal, con el único objetivo de tomar en cuenta las graves condiciones económicas de la población y buscar su bienestar.