Sin periodismo libre, no hay niñez protegida

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Save the Children México

Ejercer el periodismo en México no es tarea sencilla. Lo confirman los datos, las historias de vida y, lamentablemente, los nombres de periodistas que han sido silenciados por la violencia. Pese a este panorama, informar sigue siendo un acto de resistencia y de profundo compromiso con la sociedad.

Para organizaciones como Save the Children, que trabajamos en la protección de los derechos de la niñez, la labor periodística no solo es valiosa: es indispensable. Gracias a las y los periodistas, las violencias, carencias y desigualdades que enfrentan millones de niñas, niños y adolescentes salen a la luz, se colocan en la agenda pública y se convierten en exigencias de transformación.

México se mantiene entre los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo. Según ARTÍCULO 19, tan solo en 2024 se documentaron 639 agresiones contra periodistas —un aumento del 13.9 % respecto al año anterior— y al menos cinco periodistas fueron asesinados. En promedio, cada 14 horas ocurre una agresión contra quienes informan.

Periodismo y niñez: una relación vital

La libertad de prensa no es solo un asunto corporativo de los medios, sino una herramienta crucial para proteger a las poblaciones más vulnerables. En el caso de las niñas, niños y adolescentes, los medios han sido aliados constantes para visibilizar violencias que, de otra manera, quedarían en la penumbra.

Gracias al trabajo periodístico hemos podido dimensionar, por ejemplo, la magnitud de la violencia armada en comunidades donde los niños crecen entre balaceras; la precariedad de las escuelas que carecen de servicios básicos; el impacto del trabajo infantil en contextos de pobreza; y las barreras que enfrentan las niñas para ejercer su derecho a la educación.

Cada reportaje que denuncia la explotación laboral infantil, cada nota que revela la insuficiencia de políticas públicas para atender la salud mental adolescente y cada crónica que cuenta la historia de una familia desplazada por la violencia contribuye directamente a que nuestras demandas como organización tengan eco social y político.

La niñez necesita información veraz

El derecho de niñas, niños y adolescentes a estar informados está reconocido en la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU. Pero informarles no significa únicamente poner programas educativos en la televisión: significa que puedan crecer en un país donde circule información confiable, contrastada y libre de censura.

La situación de la prensa en México no puede analizarse como un problema aislado. Tiene repercusiones directas en la lucha contra la desigualdad, en la transparencia gubernamental y en la protección de derechos. Para la niñez, significa la diferencia entre ser invisibles o ser escuchados.

Pensemos en un ejemplo concreto: sin periodistas que documenten la violencia o la falta de medicamentos pediátricos en hospitales públicos, esos problemas no tendrían visibilidad ni urgencia social. Las organizaciones podríamos levantar la voz, pero serían los reportajes y notas periodísticas los que obligarían a las instituciones a rendir cuentas y actuar.

De ahí que proteger el periodismo es también proteger a la niñez. Y viceversa: cada ataque a la prensa es un ataque a los derechos de quienes más necesitan de una sociedad vigilante y solidaria.

Necesitamos más periodismo, no menos

Ejercer el periodismo en México hoy es una labor atravesada por la violencia, la precariedad y la censura. Pero es también un trabajo esencial para que las y los ciudadanos conozcamos la realidad y podamos exigir cambios.

Para Save the Children, se trata de un aliado irremplazable: sin periodistas, nuestra labor de visibilizar las violencias contra la niñez estaría incompleta y sin resonancia.

En un país con tantas deudas con su infancia, necesitamos más periodismo, no menos. Necesitamos periodistas libres, seguros y reconocidos, porque al cuidar su derecho a informar, estamos cuidando también el derecho de cada niña, niño y adolescente a crecer en una sociedad justa, democrática y protectora.