Pensiones se ‘comen’ el gasto para la población

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Víctor Piz.

El CIEP coincide en que, “debido a la desigualdad y la insostenibilidad del gasto en pensiones, será clave incorporar en la discusión de una reforma fiscal medidas orientadas a una reforma en pensiones”

Para 2026, el rubro de pensiones, tanto contributivas como no contributivas, representa en conjunto 2.3 billones de pesos de los 7.1 billones del gasto programable del sector público propuesto por el Ejecutivo federal.

Esto significa prácticamente la tercera parte del gasto destinado a proveer bienes y servicios públicos a la población.

De manera puntual, 32 pesos de cada 100 pesos del gasto programable serán para el pago de pensiones.

Se compara con el gasto programable, porque al gasto neto total previsto en el Presupuesto de Egresos por 10.2 billones de pesos hay que restarle el asignado al pago de intereses de la deuda y a las participaciones a entidades federativas y municipios.

El Paquete Económico 2026 prevé un gasto en pensiones contributivas de 1.7 billones de pesos, lo que representa el 73.9 por ciento del gasto orientado a la generación de bienes y provisión de servicios que la población demanda.

El gasto para las pensiones no contributivas o del bienestar, que incluyen la pensión para adultos mayores, suma cerca de 620 mil millones de pesos y absorbe 8.7 por ciento del gasto programable.

Sólo en el caso de la pensión para adultos mayores se proponen 527 mil millones de pesos, siendo el rubro que destaca entre los programas prioritarios sociales de la administración de la presidenta Sheinbaum.

Los recursos de la pensión para adultos mayores representan 53.3 por ciento de los programas prioritarios sociales para 2026.

Comparado con los programas y proyectos prioritarios de inversión, que para el próximo año suman 537 mil millones de pesos, el gasto en pensiones es cuatro veces más grande.

Las pensiones contributivas están financiadas con contribuciones de trabajadores, patrones y gobierno a lo largo de la vida laboral de las personas.

Son pensiones obligatorias a pagar a través del IMSS y del ISSSTE.

Por el contrario, las pensiones económicas no contributivas están financiadas con gasto corriente.

De acuerdo con Pedro Vásquez Colmenares, consultor experto en pensiones, eso es lo que genera una presión en las finanzas públicas, porque cada vez hay más adultos mayores pensionados o llegando a la edad para recibir pensiones, además de que cada vez viven más.

Los mexicanos estamos viviendo como colectividad, como nación, un año más cada seis años. Entonces, el compromiso financiero del gobierno para pagar pensiones crece un año cada seis años en términos de la esperanza de vida, además de que la base se está haciendo más grande, porque hay un mayor número de pensionados”.

Además, “este gasto tiene una desigualdad muy fuerte; por ejemplo, el país invierte este año 3 mil 100 pesos en las pensiones para adultos mayores, pero las pensiones promedio del IMSS son de 10 mil 700 pesos, las del ISSSTE de 11 mil 300 pesos y las de Pemex de 29 mil 800 pesos.

“Quiere decir que hay ciudadanos de primera, de segunda, de tercera y más porque la asimetría, la diferencia entre las pensiones promedio de unos y otros es muy grande”, advierte Vásquez Colmenares en entrevista.

Como cada año, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) realizó un análisis integral del Paquete Económico, donde señala que los gastos ineludibles en 2026 ascenderían al 20.9 por ciento del PIB, de los cuales 6 puntos corresponden a pensiones.

El think tank asegura que “el presupuesto en pensiones continúa presionando las finanzas públicas”.

Para 2026, el Ejecutivo “propone gastar en pensiones 2.3 veces lo destinado a salud, 1.9 veces los recursos asignados a educación y 1.8 veces lo destinado a inversión”.

Estos ejemplos dejan claro el tamaño de los retos fiscales para el país por las pensiones.

Vásquez Colmenares concluye que, “si no hacemos una reforma estructural al ingreso y al gasto, seguirá habiendo una presión enorme de las pensiones que está como gangrena carcomiendo el gasto público”.

Sin dudarlo, el experto advierte que “no estamos preparados como país para enfrentar la presión financiera de las pensiones”.

El CIEP coincide en que, “debido a la desigualdad y la insostenibilidad del gasto en pensiones, será clave incorporar en la discusión de una reforma fiscal medidas orientadas a una reforma en pensiones”.

Una reforma para quitar privilegios y ampliar beneficios, como dice Pedro Vásquez, pues de otra manera cada año se seguirá hablando de pensiones que crecen más que todo y se comen el gasto orientado a la población.

El Financiero